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miércoles, 30 de octubre de 2013

BENEFICIOS DEL CROSS CULTURAL: AYUDANDO A CONSTRUIR EL FUTURO


Vivimos en un mundo en constante cambio, hiper-conectado en lo virtual y en lo logístico. Las personas cambian de lugar y migran a la búsqueda de mejores oportunidades; unas veces por necesidad, otras por motivación personal. Las fronteras tienden a difuminarse: es el fenómeno de la globalización. Por supuesto, dicho fenómeno afecta también a las dinámicas empresariales: hoy cada vez más son más los negocios que cierran tratos a nivel transnacional, realizando campañas con un target global. El enfoque local está en vías de extinción: el futuro va más allá de toda barrera geográfica.


Es en este marco, dónde ha comenzado a cobrar especial relevancia la diversidad cultural en las empresas. Los profesionales pueden ser de cualquier país, ya no es requisito imprescindible pertenecer al lugar al que lo hace el negocio en cuestión; ya no es importante de dónde eres, sino qué sabes hacer y cómo lo haces. Un trabajador foráneo puede aportar toda una serie de beneficios:

  • Nivel interno: el conocimiento de otros países  y culturas favorecen ideas innovadoras, se estimula la competitividad, se fomenta un reclutamiento más eficaz (al centrarse en el talento y no en el individuo), se incrementa la productividad y se enriquece al entorno profesional.
  • Nivel externo: facilita el acceso a nuevos mercados, posibilita nuevos horizontes de expansión para un producto o marca, mejora de la imagen corporativa.

La imagen corporativa merece mención aparte, pues resulta un fenómeno de gran vigencia: las empresas presentan hoy más exposición que nunca (a través de sus acciones en social media) y por ello se esfuerzan en acciones comunicativas basadas en la bidireccionalidad. El éxito empresarial no se entiende sin sostenibilidad y compromiso social, motivo por el que la diversidad cultural se entiende también como un valor de marca, y ayuda de manera determinante a cumplir con los objetivos de Responsabilidad Social Corporativa (linkar con el artículo del RSC) a muchas empresas.

En resumen, podríamos decir que la diversidad cultural ejemplifica el progreso; los prejuicios y estereotipos representan un obstáculo en el desarrollo empresarial. Hablar de diversidad es hablar de diferencias, y por ello hay que esforzarse en rebajarlas, asumirlas y adaptarse: existen modelos de liderazgo diferentes en base a las culturas (no es lo mismo trabajar con indios que con italianos, ni tampoco es igual tratar con japoneses que con americanos), ante los que se hace necesario informarse para lograr dinámicas positivas.

Así mismo, la tolerancia, la empatía y una comunicación efectiva, son las mejores armas para luchar contra la discriminación injustificada, pero todo vale si es para sumar. El espíritu colaborativo es la clave del éxito de la empresa del futuro.

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